Origen

Este molusco, que puede alcanzar hasta los 20 cm, es originario del este de África y ha invadido cinco continentes, expandiéndose rápidamente durante los últimos 200 años hacia el oeste y noroeste de África, India, sudeste de Asia, zonas de Europa, islas del Pacífico e Índico, el Caribe y el continente americano (Raut & Barker, 2002; Fontanilla et al., 2014). 

Principales características

La especie tolera un amplio rango de condiciones ambientales, presenta altas tasas de reproducción (puestas anuales de hasta 1.200 huevos/individuo), acelerado crecimiento poblacional, dieta polífaga y se encuentra frecuentemente en hábitats peridomiciliarios; atributos estos que contribuyen a su éxito como especie invasora (Raut & Barker, 2002; Fischer & Costa, 2010; Miranda et al., 2015).

Impactos

Su impacto en la agricultura y horticultura se debe principalmente a su capacidad de alimentarse de más de 200 tipos de cultivos (e.g. banana, tomate, té) (Raut & Barker, 2002; CABI, 2013). A nivel sanitario, la especie actúa como hospedadora intermediaria de parásitos nemátodos que afectan al hombre y animales domésticos y silvestres, e.g. Angiostrongylus cantonensis (exótico en América), responsable de la meningoencefalitis eosinofílica, y A. costaricensis (endémico en América), agente etiológico de la angiostrongiliasis abdominal en humanos, Aelurostrongylus abstrusus que produce neumonía y bronquitis aguda en felinos, y de algunas especies de Strongyluris que son parásitos intestinales de anfibios y reptiles (Zanol et al., 2010; Salomón & Rumi, 2013, referencias citadas allí). Lissachatina fulica además representa una amenaza para la diversidad de la fauna de moluscos terrestres nativos en las áreas invadidas, y en Sudamérica, particularmente para especies de caracoles del género Megalobulimus (caracoles gigantes nativos de color blanco y labio rosado). De hecho, el impacto directo e indirecto de L. fulica sobre especies de Megalobulimus es uno de los tres factores que afectan a estos moluscos, junto con la pérdida de hábitat por actividades antropogénicas y el cambio climático (Foden et al., 2008; Santos et al., 2013; Beltramino et al., 2015; Teles et al., 2022). Lissachatina fulica impacta sobre los moluscos nativos como consecuencia de la competencia por recursos y hábitat. Además, debido a su similitud con la especie invasora, numerosos moluscos nativos son eliminados accidentalmente durante la implementación de métodos de control, tanto químicos como físicos (Fischer & Costa, 2010).

Presencia en Argentina y Misiones

En la Argentina, la especie se encuentra actualmente presente en cinco localidades del nordeste del país, en las provincias de Corrientes y Misiones: Puerto Iguazú (desde 2010), Corrientes capital (desde 2013), Wanda (desde 2019), Eldorado (desde 2019) y Posadas (desde 2021) (SENASA 2019, 2020, 2021). Su primer reporte fue realizado en 2010 en la ciudad de Puerto Iguazú, Misiones, proponiéndose que habrían sido ingresados deliberadamente algunos especímenes desde la ciudad de Foz de Iguazú (Paraná), Brasil, con el objeto de emplearlos como carnada viva para la pesca, y aprovechar sus conchas para artesanías (Gutiérrez Gregoric et al., 2011, 2012) y en 2013, la presencia de L. fulica fue reportada en la ciudad de Corrientes Capital, sugiriéndose que podría haber sido transportada pasivamente en macetas de plantas ornamentales o en bolsas de abono orgánico provenientes de la provincia de Misiones (Gutiérrez Gregoric et al., 2013).

Legislación, monitoreo y control

En relación con la especie, el 19 de noviembre de 2020 se publicó en el Boletín Oficial de la República Argentina, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, la Resolución No. 417/2020 donde en su primer artículo se enuncia: “Declárese dañina y perjudicial para la conservación de la biodiversidad, las actividades productivas y la salud humana al molusco terrestre Caracol Gigante Africano (Achatina fulica), por sus características biológicas de especie exótica invasora y ser hospedador de nematodes con potencial zoonótico” (https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/resoluci%C3%B3n-417-2020-344365/texto). En nuestro país, desde el 2011 el SENASA implementó un Sistema de Vigilancia Fitosanitaria para el caracol gigante africano en el territorio nacional, marco en el cual se han informado las nuevas detecciones en la provincia de Misiones (Virgillito et al., 2015; SENASA, 2019, 2020, 2021). Si bien las acciones llevadas a cabo por SENASA y otros organismos gubernamentales competentes para aplicar medidas de control y monitoreo de las poblaciones asilvestradas de L. fulica existentes en la República Argentina han demostrado ser eficaces, la expansión del rango de distribución de la especie en territorio de la provincia de Misiones entre los años 2019 y 2021 refleja una dispersión pasiva involuntaria de la especie exótica invasora mediada por el hombre.

Referencias bibliográficas

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Zanol J, Fernandez MA, Oliveira APM, Russo CAM, Thiengo SC. 2010. O caramujo exótico invasor Achatina fulica (Stylommatophora, Mollusca) no Estado do Rio de Janeiro (Brasil): situação atual. Biota Neotropica 10: 447–451.